Pasamos más horas en la oficina que en nuestra propia casa, y de éstas la gran mayoría las pasamos sentados. No es de extrañar que con el paso del tiempo empecemos a sentir molestias en el cuello, los hombros y la espalda. Vale, todos nos hacemos mayores, pero no solamente es por eso.
El hábito no hace al monje, y por muchas horas que te pases sentado seguramente hay algo que no hayas aprendido a hacer bien. Necesitas un coach articular, un consejero fiable que te ayude a no lesionar tu preciada (e intransferible) espalda. ¿Y las razones? Bueno, nuestras generaciones pasadas han agachado mucho el lomo para que tú no tengas que hacerlo, ¿por qué ibas a tener ahora los mismos problemas?
El reto matutino
8 de la mañana. Acabas de llegar y la fiesta comienza fuerte. Abres el correo, y la bandeja de entrada es tan larga como la lista de regalos de cumpleaños de un jeque árabe.
¿Qué sucede?
Tu cuerpo, aún medio dormido, se pone en tensión. Cargamos los hombros y trapecios, dificultando así nuestra actividad con el paso de las horas.
¿Cómo evitarlo?
Ante todo mucha calma, con los trapecios en tensión no trabajarás más rápido. Como mucho, sentirás molestias en la zona conforme pase el día. Lo mejor que puedes hacer en este caso es darte cuenta y tomarte unos segundos para relajar los hombros. Si esto no funciona, prueba a rotarlos diez veces hacia delante y diez veces hacia atrás, respectivamente.
El reto de después de comer
Son las 15:00, y lo sabemos. Sabemos que acabas de comer, que llevas más de media jornada trabajando y el cansancio se empieza a notar con fuerza.
¿Qué sucede?
Dicho de forma coloquial, te repantigas en tu asiento arqueando la espalda. Error. Puede que hoy no pase nada, pero si lo haces a menudo los discos vertebrales llamarán a la puerta del dolor de un día para otro.
¿Cómo evitarlo?
Evitarlo es sencillo, y los beneficios son incalculables. Lo habitual es que tu silla de oficina permita que apoyes el entero de tu espalda en el respaldo, así que solo tendrás que apoyarte cómodamente manteniendo la espalda recta. Si no tienes una silla de oficina ergonómica también hay solución: Procura mantener la espalda recta ayudándote con un pequeño cojín.
El reto del final de la jornada
Quizás esta no sea una dolencia tan común, pero es igual de importante. En muchas ocasiones podemos sentir molestias en la muñeca.
¿Qué sucede?
Debido al mal uso del mouse, podemos sufrir dolores e incluso el llamado síndrome del túnel carpiano. Estas molestias suelen trasladarse también a los hombros y la espalda.
¿Cómo evitarlo?
La primera, y por supuesto la más efectiva, es que no trabajes. Sin embargo, si no puedes evitarlo, te recomendamos que mantengas el antebrazo apoyado en la mesa, con el fin de que la muñeca soporte la mínima tensión. Además, revisa la forma en la que agarras el ratón. Ten en cuenta que para evitar lesiones debes apoyas toda la palma de la mano sobre el mismo, sin dejar huecos.