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¿Por qué nos damos calambre en la oficina en verano?

El verano en ciertas ciudades de España es realmente caluroso. Ciudades como Madrid, Barcelona, València o Alicante son zonas donde los meses centrales de verano se caracterizan por un aumento de las temperaturas. El norte peninsular es el único que se libra del sofoco que causa el sol durante esta época. El paso de los años ha hecho que la manera en que se reparten las vacaciones sea distinta. Anteriormente, hablar de ellas era sinónimo de disfrute en agosto, pero lo cierto es que ahora no tiene por qué ser así. El sector turístico está viviendo en los últimos años grandes cambios en este aspecto y así, julio o septiembre se han convertido también en dos meses demandados para disfrutar de ellas. Actualmente, las personas hacen más pausas también durante el año para que los días libres puedan ser repartidos en varias épocas.

Los inconvenientes del aire acondicionado

El trabajo en la oficina no es sencillo y mucho menos el hecho de conciliar la temperatura del aire acondicionado. Asimismo, ¿no has notado que durante el verano notas ciertos calambres al tocar elementos metálicos o incluso, compañeros? En este artículo arrojaremos luz sobre ello.

En primer lugar, hay que mencionar que el aire acondicionado se ha convertido en un elemento fundamental, que nos hace la vida en verano más sencilla. Sin embargo, lo cierto es que en ocasiones el hecho de bajar las persianas y enchufar un ventilador es suficiente para mantener una buena temperatura, aunque en las oficinas modernas es algo complicado de implantar. Los ordenadores y los servidores desprenden de por sí calor y en ocasiones, las oficinas modernas no permiten la apertura de ventanas. De este modo, el aire acondicionado es imprescindible e incide positivamente en el rendimiento laboral.

Lo cierto es que la climatización en verano tiene una gran desventaja: la pérdida de humedad del aire. Los aparatos de aire acondicionado de los pisos tienen un tubo que sobresale con agua que cae de manera constante. Este agua es la que estaba en el interior del piso y formaba parte del vapor de agua presente en el aire. El hecho de que exista menor humedad en el interior de un piso se nota en la garganta, puesto que se reseca más. Pero también sufrimos lo que anteriormente comentábamos: los calambrazos. Con escasa humedad, el cuerpo se carga estáticamente durante nuestra estancia en la oficina hasta que tocamos un elemento metálico o un compañero y desprendemos la descarga.

La explicación se basa en que el aire es aislante y el agua no. En el momento en que el aire contiene humedad, se vuelve conductor de la electricidad y, sin que nos percatemos, nos descargamos de forma progresiva, siendo la humedad la que nos salva.

Esta es la solución para los chispazos

Para no sufrir la incomodidad de esta descarga, lo mejor es dejar recipientes con agua repartidos por la oficina para ofrecer más humedad al ambiente. Por otro lado, el calzado que llevemos es importante, puesto que las suelas de goma nos mantendrán aislados del suelo. Ahora que conocemos cuáles son los aspectos básicos para evitar estas molestas sensaciones, es el momento de ponerlas en práctica en nuestra oficina para poder trabajar en agosto de una forma más cómoda.